Me hallaba en el bosque en una hermosa tarde de Abril, todo al mí alrededor era de una tonalidad verdosa hermosa. Aquí se podía respirar aire fresco y el lugar era perfecto para pasar una tranquila temporada sin tener que pensar en el estrés de los conciertos y mucho menos en lo agotador de las grabaciones del disco.
Yo parecía ser el único miembro de la banda que realmente consideró la idea de alejarse un poco del ajetreo de la cuidad. Nadie negaba que LOS ANGELES era lo mejor en la vida pero por ahora necesitaba un lugar donde pudiera sentirme en paz y estar alejado un poco de los paparazzis. No me estaba quejando de aquello, después de todo fue esta la vida que yo escogí y no me arrepentía de ello en lo absoluto… de hecho me encantaba ser un ícono de la música cuyos triunfos se los había ganado gracias a su esfuerzo y al de la banda en general.
Frente a mi cabaña, se hallaba otra. Al principio llegué a pesar que estaba solo ya que de aquella cabaña casi nunca salía nadie pero por las noches se veían las luces encendidas, incluso se escuchaba una preciosa y melodiosa voz femenina cantando. Por lo que me enteré, ahí vivía una belleza natural… su nombre no lo sabía pero muchas personas que vivían alrededor la llamaban BLANCA NIEVES. Eso me recordó aquel cuento infantil de princesas pero no era que esta chica viviera con siete enanos y mucho menos que fuera una princesa que huía de una bruja. Pues la llamaban así porque su piel era completamente pálida, blanca como la nieve y sus labios eran tan rojos como los pétalos de un rosa. Sentía mucha curiosidad por conocerla y quizás también por intentar tener una aventura con ella.
Había salido un rato para tocar mi guitarra y así relajarme un poco. Estaba tocando PHANTOMRIDER cuando de pronto ella salió de su cabaña. Era tan bella como la habían relatado. Tal y como me dijeron… sus ojos era marrones y parecía que brillaban con los rayos del sol, sus labios eran de un rojo tan intenso que parecían un tono parecido a la sangre, sus mejillas eran rosadas y su pálida piel iba muy bien con aquel rostro de porcelana. Lucían tan frágil, al darse cuenta de que la observaba, volvió a meterse.
Me sentí tan estúpido por haber hecho eso. Pero es que su divinidad te atrapaba por completo, a tal punto que no podías evitar dejar de mirarla. Sus ojos eran hipnotizantes, te miraban y luego sentías que estabas en el paraíso. Jamás en mi vida me había expresado así de una mujer pero es que jamás vi a un ser tan dotado de hermosura como ella.
Estaba dispuesto a averiguar su nombre, necesitaba saberlo. Quería conocerla mucho más.
Me quedé sentado allí toda la tarde hasta que anocheció, pero ella jamás volvió a salir de su cabaña. Creo que la había asustado. Estaba considerando la idea de tocar a su puerta y disculparme por mi comportamiento tan extraño pero luego lo analicé y pensé que era una pésima idea.
Para cuando volví a entrar para prepararme algo de comer, la escuché cantar como lo hacía todas las noches. Aquella hermosa canción cuya melodía era pacífica. Era como escuchar cantar a un ángel… ella era un ángel.

